Israel habla de volverse al Señor
1Vengan todos y volvámonos al Señor.
Él nos destrozó, pero también nos sanará;
nos hirió, pero también nos curará.
2En un momento nos devolverá la salud,
nos levantará para vivir delante de él.
3¡Esforcémonos por conocer al Señor!
El Señor vendrá a nosotros,
tan cierto como que sale el sol,
tan cierto como que la lluvia riega la tierra
en otoño y primavera.
La respuesta del Señor
4Dice el Señor:
«¿Qué haré contigo, Efraín?
¿Qué haré contigo, Judá?
El amor que ustedes me tienen
es como la niebla de la mañana,
como el rocío de madrugada, que temprano desaparece.
5Por eso los he despedazado mediante los profetas;
por medio de mi mensaje los he matado.
Mi justicia brota como la luz.
6Lo que quiero de ustedes es que me amen,
y no que me hagan sacrificios;
que me reconozcan como Dios,
y no que me ofrezcan holocaustos.
7»Pero mi pueblo, lo mismo que Adán,
ha faltado a mi alianza y me ha sido infiel.
8Galaad es una ciudad de malhechores,
toda llena de huellas de sangre.
9Los sacerdotes son una pandilla de ladrones
puestos al acecho de la gente;
asesinan y cometen infamias
en el camino de Siquem.
10En Israel he visto cosas horribles:
Efraín se ha prostituido,
Israel se ha contaminado.
11Y aun para ti, Judá,
ya he señalado el día de tu castigo.
»Cuando quiero cambiar la suerte de mi pueblo Israel,