Amor eterno de Dios
1Da gritos de alegría, mujer estéril y sin hijos;
estalla en cantos de gozo,
tú que nunca has dado a luz,
porque el Señor dice:
«La mujer abandonada tendrá más hijos
que la mujer que tiene esposo.»
2Agranda tu tienda de campaña,
extiende sin miedo el toldo bajo el cual vives;
alarga las cuerdas, clava bien las estacas,
3porque te vas a extender a derecha e izquierda;
tus descendientes conquistarán muchas naciones
y poblarán las ciudades ahora desiertas.
4No tengas miedo, no quedarás en ridículo;
no te insultarán ni tendrás de qué avergonzarte.
Olvidarás la vergüenza de tu juventud
y no te acordarás más de la deshonra de tu viudez,
5porque tu creador te tomará por esposa.
Su nombre es Señor todopoderoso;
tu redentor es el Dios Santo de Israel,
el Dios de toda la tierra.
6Eras como una esposa joven
abandonada y afligida,
pero tu Dios te ha vuelto a llamar y te dice:
7«Por un corto instante te abandoné,
pero con bondad inmensa te volveré a unir conmigo.
8En un arranque de enojo, por un momento, me oculté de ti,
pero con amor eterno te tuve compasión.»
Lo dice el Señor, tu redentor.
9«Así como juré a Noé, cuando el diluvio,
no volver a inundar la tierra,
así juro ahora
no volver a enojarme contigo
ni volver a amenazarte.
10Aunque las montañas cambien de lugar
y los cerros se vengan abajo,
mi amor por ti no cambiará
ni se vendrá abajo mi alianza de paz.»
Lo dice el Señor, que se compadece de ti.
La nueva Jerusalén
11«¡Desdichada ciudad, azotada por la tempestad,
sin nadie que te consuele!
Yo pondré tus piedras sobre azabache
y tus cimientos sobre zafiro;
12de rubíes haré tus torres
y de berilo tus puertas,
y de piedras preciosas todas tus murallas.
13Yo instruiré a todos tus hijos;
todos ellos tendrán gran bienestar.
14La justicia te hará fuerte,
quedarás libre de opresión y miedo,
y el terror no volverá a inquietarte.
15Si alguien te ataca, no será por causa mía,
pero tú vencerás al que te ataque.
16»Mira, yo he creado al herrero
que aviva el fuego en las brasas
y hace armas para diversos usos;
yo también he creado al hombre destructor
para que cause ruina;
17pero nadie ha hecho el arma
que pueda destruirte.
Dejarás callado a todo el que te acuse.
Esto es lo que yo doy a los que me sirven: la victoria.»
El Señor es quien lo afirma.