Job
1-2Ya he oído muchas veces cosas parecidas.
Ustedes, en vez de consolarme, me atormentan.
3¿Es que no hay fin para las palabras huecas?
¿Qué manía es esa de contradecirme?
4Si ustedes estuvieran ahora en mi lugar,
también yo hablaría como ustedes;
movería burlonamente la cabeza
y les lanzaría un torrente de palabras,
5palabras amables y consoladoras,
para darles ánimo y valor.
6Pero ni el hablar calma mi dolor,
ni el callar me trae alivio.
7Dios ha acabado con mis fuerzas;
me ha quitado todos mis amigos
8y me ha puesto en prisión.
Ha levantado testimonios contra mí;
contra mí ha presentado acusaciones falsas.
9El Señor me persigue y me desgarra,
me amenaza como una fiera,
me clava los ojos cual si fuera mi enemigo.
10La gente se amontona contra mí,
me hace muecas
y me da de bofetadas para humillarme.
11Dios me ha puesto en manos
de gente malvada y criminal.
12Yo estaba en paz, y él me agarró del cuello;
me estrujó, me hizo pedazos.
Me convirtió en el blanco de sus flechas.
13De todos lados me dispara;
atraviesa mi cuerpo sin ninguna compasión,
y se esparcen mis entrañas por el suelo.
14Me abre herida tras herida,
se lanza contra mí como un guerrero.
15Lleno de tristeza, me puse ásperas ropas
y hundí en el polvo mi cabeza.
16La cara se me ha hinchado de llorar;
se me ha nublado la vista,
17a pesar de que nunca hice violencia a nadie
y de que ha sido pura mi oración.
18Este crimen contra mí, clama justicia;
¡tierra, no sepultes mi clamor!
19Alguien debe de haber en el cielo
que declare en mi favor,
20que interprete ante Dios mis pensamientos,
para que él vea mis lágrimas;
21alguien que hable ante Dios en mi favor,
como se habla ante un hombre en favor de otro.
22Los pocos años que me quedan van pasando,
y pronto emprenderé el viaje sin regreso.