Segunda colección: «dichos de Salomón»
1Dichos de Salomón:
El hijo sabio alegra a sus padres;
el hijo necio los hace sufrir.
2Las riquezas mal habidas no son de provecho,
pero la honradez libra de la muerte.
3El Señor no deja con hambre al que es bueno,
pero impide al malvado calmar su apetito.
4Poco trabajo, pobreza;
mucho trabajo, riqueza.
5Cosechar en verano es de sabios;
dormirse en la cosecha es de descarados.
6Sobre el hombre bueno llueven bendiciones,
pero al malvado lo ahoga la violencia.
7Al hombre bueno se le recuerda con bendiciones;
al malvado, muy pronto se le olvida.
8El que es sabio acepta mandatos;
el que dice necedades acaba en la ruina.
9El que nada debe, nada teme;
el que mal anda, mal acaba.
10El que guiña el ojo acarrea grandes males;
el que dice necedades acaba en la ruina.
11Las palabras del justo son fuente de vida,
pero al malvado lo ahoga la violencia.
12El odio provoca peleas,
pero el amor perdona todas las faltas.
13En labios del sabio hay sabiduría;
para el imprudente, un garrotazo en la espalda.
14Los sabios se reservan sus conocimientos,
mas cuando los necios hablan, el peligro amenaza.
15La defensa del rico es su riqueza;
la ruina del pobre, su pobreza.
16La recompensa del justo es la vida;
la cosecha del malvado es el pecado.
17El que atiende la corrección va camino a la vida;
el que la desatiende, va camino a la perdición.
18Es de mentirosos disimular el odio,
y es de necios divulgar chismes.
19El que mucho habla, mucho yerra;
callar a tiempo es de sabios.
20Plata fina es la lengua del justo;
la mente del malo no vale nada.
21Los labios del justo instruyen a muchos,
pero el necio muere por su imprudencia.
22La bendición del Señor es riqueza
que no trae dolores consigo.
23El necio goza cometiendo infamias;
el sabio goza con la sabiduría.
24Lo que más teme el malvado, eso le sucede,
pero al justo se le cumplen sus deseos.
25Pasa el huracán y el malvado desaparece,
pero el justo permanece para siempre.
26El perezoso es, para el que lo envía,
como el vinagre a los dientes o el humo a los ojos.
27El honrar al Señor alarga la vida,
pero a los malvados se les acorta.
28Para los justos, el porvenir es alegre;
para los malvados, ruinoso.
29El Señor protege a los que hacen bien,
pero destruye a los que hacen mal.
30Jamás el justo fracasará,
pero el malvado no permanecerá en la tierra.
31De los labios del justo brota sabiduría,
pero al perverso le cortarán la lengua.
32El justo dice cosas agradables;
el malvado, solo cosas perversas.