Amigos y consejeros
1Todos los amigos dicen: «Soy tu amigo»,
pero hay amigos que lo son solo de nombre.
2¡Qué golpe tan mortal
cuando un amigo íntimo se vuelve enemigo!
3Mala inclinación, ¿para qué fuiste creada?
¡Para llenar el mundo de traiciones!
4El mal amigo se fija en la mesa,
pero cuando estás en aprietos, se mantiene lejos.
5El buen amigo lucha contra tu enemigo
y te defiende de los que te atacan.
6No te olvides de tu compañero en la lucha,
ni lo abandones al recoger el botín.
7Todo consejero indica el camino,
pero algunos aconsejan en propio provecho.
8Ten cuidado con el consejero;
primero averigua qué necesita.
Porque él piensa en sus propios intereses
y en cómo sacar provecho del asunto.
9Entonces te dice: «Vas por buen camino»,
y después se aparta a mirar cómo te arruinas.
10No pidas consejo a tus enemigos,
ni cuentes tus planes secretos a quienes te envidian.
11No pidas a una mujer consejo sobre su rival;
ni al que busca botín, sobre la guerra;
ni a un comerciante, sobre negocios;
ni a un comprador, sobre la venta;
ni a un malvado, sobre la generosidad;
ni a un cruel, sobre la bondad;
ni al ocioso, sobre el trabajo;
ni al guardián de un campo, sobre la cosecha.
12Pide consejo a uno que respete siempre a Dios,
que tú sepas que cumple los mandamientos
y tiene sentimientos iguales a los tuyos,
de manera que, si tropiezas, sufrirá contigo.
13Atiende también a lo que te aconseja tu propio juicio,
pues nadie es para ti más digno de confianza que él.
14El propio juicio le advierte al hombre más cosas
que siete centinelas en una atalaya.
15Y, además de todo esto, pídele a Dios
que te mantenga en el camino de la verdad.
La verdadera sabiduría
16Antes de hacer cualquier cosa, hay que discutirla;
antes de toda acción, hay que reflexionar.
17La raíz de las decisiones es la voluntad.
De ella se derivan cuatro ramas:
18bien y mal, vida y muerte,
y todo está bajo el dominio de la lengua.
19Hay algunos que son sabios para los demás,
y para sí mismos son insensatos;
20y hay sabios despreciados por su modo de hablar,
a quienes nadie invita a un buen banquete.
22Hay algunos que son sabios para sí mismos;
su ciencia solo a ellos aprovecha;
23y hay otros que son sabios para el pueblo,
y su ciencia la aprovechan los demás.
24El que es sabio para sí mismo, vivirá contento;
todo el que lo ve, lo felicita.
25-26El que es sabio para el pueblo, tendrá honores;
su fama durará para siempre.
El hombre tiene una vida muy corta,
pero Israel tiene vida sin término.
Moderación
27Hijo mío, muestra en el comer que eres dueño de ti mismo,
y evita las cosas que te hagan daño,
28pues no todo es bueno para todos,
ni a todos les sientan bien todos los alimentos.
29No te abalances sobre todo lo que más te guste,
ni te dediques a comer todo lo sabroso.
30Porque en las muchas comidas exquisitas anida la enfermedad,
y el mucho comer produce náuseas.
31Por falta de moderación, muchos mueren;
pero el que se domina tiene larga vida.