La sabiduría desde Adán hasta José
1La sabiduría protegió al hombre que fue creado primero,
al padre del género humano, después de ser formado solo,
y ella lo levantó de su caída
2y le dio el poder de dominarlo todo.
3En cambio Caín, llevado por su ira, se apartó de ella,
y llevado por el odio dio muerte a su hermano.
De ese modo, él mismo pereció.
4Por culpa del hombre, el agua inundó la tierra,
pero la sabiduría la salvó de nuevo,
guiando al justo Noé en un simple trozo de madera.
5Cuando las naciones se unieron para hacer el mal
y fueron confundidas,
la sabiduría escogió a Abraham, hombre justo,
lo conservó irreprochable ante Dios
y lo mantuvo fuerte a pesar del amor que sentía por su hijo.
6Cuando Dios exterminó a los perversos,
la sabiduría libró a Lot, otro hombre justo,
del fuego que cayó sobre las cinco ciudades.
7En prueba de aquella maldad,
todavía queda el desierto humeante,
plantas cuyos frutos nunca maduran
y una estatua de sal que se levanta
como recuerdo de una persona que no creyó.
8Por haberse apartado de la sabiduría,
esa gente no solo se hizo incapaz de conocer el bien,
sino que dejó un recuerdo de su poco juicio,
para que no se olvidaran sus errores.
9La sabiduría, en cambio, sacó de apuros a sus servidores.
10Llevó por caminos seguros a Jacob, hombre justo,
que huía de la ira de su hermano;
le mostró el reino de Dios
y le dio el conocimiento de las cosas sagradas;
le dio éxito en sus trabajos
y multiplicó el fruto de sus fatigas;
11lo ayudó ante la codicia de sus opresores
y lo enriqueció;
12lo defendió de sus enemigos,
lo protegió de los ataques de estos
y lo hizo triunfar en el duro combate,
para que supiera que nada es tan fuerte como la piedad.
13La sabiduría no abandonó a José, el justo vendido,
sino que lo libró de caer en pecado;
14lo acompañó al calabozo
y no lo dejó en la cárcel,
sino que le entregó el cetro de rey
y le dio poder sobre sus opresores;
demostró la mentira de los que lo acusaron
y le dio gloria eterna.
La sabiduría y la salida de Israel de Egipto
15La sabiduría libró a tu pueblo santo,
a tu gente irreprochable,
de la nación que lo oprimía.
16Entró en el alma de Moisés, tu siervo,
y con milagros y prodigios
hizo frente a reyes temibles.
17Dio a tu pueblo santo la recompensa de sus sufrimientos,
y lo condujo por un camino maravilloso;
durante el día le daba sombra,
y de noche era como la luz de las estrellas.
18Lo hizo atravesar el Mar Rojo a pie,
y lo guio a través de aguas caudalosas;
19a sus enemigos, en cambio, los hundió,
y luego los sacó del fondo del abismo.
20Así los justos se apoderaron de las riquezas de los impíos,
alabaron, Señor, tu santo nombre,
y todos a una te dieron gracias porque tú los defendiste:
21la sabiduría enseñó a hablar a los mudos
y soltó la lengua de los niños.