David propone trasladar el arca a Jerusalén
1Entonces David pidió consejo a los jefes de millares y de centenas, y al resto de los jefes.
2Y dijo David a toda la asamblea de Israel:
«Si les parece bien, y si es la voluntad del Señor nuestro Dios, convocaremos a nuestros hermanos que están esparcidos por todo Israel, lo mismo que a los sacerdotes y levitas que están con ellos en sus ciudades y ejidos, para que se reúnan con nosotros.
3Traigamos aquí el arca de nuestro Dios, porque desde los días de Saúl no la hemos consultado.»
4Toda la asamblea estuvo de acuerdo en que se hiciera así, pues a todos les pareció bien.
David intenta traer el arca
5Entonces David reunió a todos los israelitas, desde Sijor de Egipto hasta la entrada de Jamat, para que trasladaran el arca de Dios desde Quiriat Yearín.
6Y fue David con todo Israel a Baalá de Quiriat Yearín, que está en Judá, para trasladar de allí el arca sobre la cual se invoca el nombre de Dios el Señor, que habita entre los querubines.
7Desde la casa de Abinadab llevaron el arca de Dios en un carro nuevo, y Uzá y Ajió guiaban el carro,
8mientras David y todo Israel se regocijaban con todas sus fuerzas delante de Dios, entre cánticos y música de arpas, salterios, tamboriles, címbalos y trompetas.
9Cuando llegaron a la era de Quidón, los bueyes tropezaron, y para sostener el arca Uzá extendió la mano.
10Entonces el furor del Señor se encendió contra Uzá por haber extendido su mano hacia el arca, y lo hirió de muerte, y Uzá murió allí, delante de Dios.
11A David le pesó que el Señor hubiera fulminado a Uzá; por eso llamó a ese lugar Peres Uzá, y hasta el día de hoy se llama así.
12Ese día David temió a Dios, y dijo:
«¿Y cómo voy a llevar el arca de Dios a mi casa?»
13Así que ya no llevó el arca a su casa, en la ciudad de David, sino que la llevó a la casa de Obed Edom, el de Gat.
14Y el arca de Dios se quedó tres meses en la casa de Obed Edom, con su familia, y el Señor bendijo la casa de Obed Edom y todo lo que él tenía.