Plegaria en que se pide protección contra enemigos ocultos
Al músico principal. Salmo de David.
1Dios mío, ¡escucha la voz de mi queja!
¡Protege mi vida de mi temible enemigo!
2¡Escóndeme de esa caterva de malhechores,
que en secreto conspiran y hacen planes malvados!
3Afilan su lengua, como si fuera una espada;
lanzan acres invectivas, como si fueran saetas,
4y a escondidas hieren al hombre íntegro.
Lo atacan de repente y sin temor alguno;
5obstinados en cumplir sus inicuos designios,
pretenden disimular sus trampas,
creyendo que nadie los va a ver.
6Elucubran iniquidades, investigan al detalle;
y sus ideas son tan incomprensibles
que no es posible penetrar en ellos.
7¡Pero Dios los herirá con sus saetas!
¡Sus plagas les sobrevendrán de repente!
8Su propia lengua les será un tropiezo,
y serán la burla de todos los que los vean.
9Entonces la humanidad entera sentirá temor,
y todos proclamarán las obras de Dios
y entenderán el porqué de sus acciones.
10Los justos se regocijarán en el Señor
y pondrán en él su confianza.
¡Todos los rectos de corazón lo alabarán!