1Dios también me dijo:
2«Hombre mortal,
si fueras a sacar madera,
no la sacarías de una vid.
3Su tronco no sirve
para hacer muebles,
ni para colgar nada.
4Solo sirve como leña;
en cuanto se queman sus puntas,
y el centro se hace carbón,
¡ya no sirve para nada!
5Y si no es buena como leña,
¡mucho menos como carbón!
6»Por eso yo les digo:
Los habitantes de Jerusalén
son como esa leña;
¡sirven solo para avivar el fuego!
7Yo pelearé contra ellos,
y aunque se escapen de un fuego,
otro fuego los consumirá.
Cuando yo me enfrente a ellos,
reconocerán que yo soy su Dios.
8Puesto que fueron infieles,
yo convertiré su país en desierto.
Yo soy el Dios de Israel,
y cumpliré mi palabra».
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