Dios se unirá a su pueblo
1Dios dijo:
«Todos los que tengan sed
vengan a beber agua;
y los que no tengan dinero
vengan y lleven trigo, vino y leche
sin pagar nada.
2¡Óiganme bien,
y comerán una comida
buena y deliciosa!
No vale la pena ganar dinero
y gastarlo en comidas
que no quitan el hambre.
3»¡Vengan a mí
y presten atención;
obedézcanme y vivirán!
Yo me uniré a ustedes para siempre,
y así cumpliré las promesas
que hice a mi amado rey David.
4Yo lo puse a él por testigo,
para que guiara y enseñara
a todas las naciones.
5»Pueblo de Israel,
llamarás a pueblos que no conocías,
y ellos irán corriendo hacia ti,
porque yo, tu Dios,
te pondré sobre todas las naciones».
6Isaías dijo:
«Ahora es el momento oportuno:
¡busquen a Dios!;
¡llámenlo ahora que está cerca!
7Arrepiéntanse,
porque Dios está siempre
dispuesto a perdonar;
él tiene compasión de ustedes.
»Que cambien los malvados
su manera de pensar,
y que dejen su mala conducta».
8-9Dios dijo:
«Yo no pienso
como piensan ustedes
ni actúo como ustedes actúan.
Mis pensamientos y mis acciones
están muy por encima
de lo que ustedes piensan y hacen:
¡están más altos que los cielos!
Les juro que así es».
El poder de la palabra de Dios
10Dios dijo:
«La lluvia y la nieve bajan del cielo,
y no vuelven a subir
sin antes mojar y alimentar la tierra.
Así es como brotan las semillas
y el trigo que comemos.
11Lo mismo pasa con mi palabra
cuando sale de mis labios:
no vuelve a mí
sin antes cumplir mis órdenes,
sin antes hacer lo que yo quiero.
Últimas palabras de consuelo
12»Ustedes, los israelitas,
saldrán de Babilonia con alegría
y volverán con bien a su propio país.
Cuando los montes y los cerros los vean,
cantarán canciones muy alegres,
y los árboles del campo aplaudirán.
13Crecerán pinos en lugar de espinos
y arrayanes en lugar de ortigas.
»El mundo entero alabará a Dios,
y eso será muestra
de su maravilloso poder».