Jeremías sale de la cárcel
1-2Dios volvió a hablarme cuando me llevaban a Babilonia junto con los prisioneros de Judá y Jerusalén. Cuando llegamos a Ramá, el comandante Nebuzaradán me quitó las cadenas y me dijo a solas:
«El Dios de Israel me pidió que te dijera que él mandó este desastre sobre tu país, 3para cumplir con sus amenazas. Ustedes se rebelaron contra él y fueron muy desobedientes. Por eso les pasó todo esto. 4Ahora mismo voy a quitarte de las manos esas cadenas. Si quieres, puedes venir conmigo a Babilonia; ahí yo te cuidaré muy bien. Si no quieres, puedes irte a donde quieras. ¡Toda la tierra está a tu disposición!»
5Como Nebuzaradán me vio indeciso, me dijo:
«El rey de Babilonia ha nombrado a Guedalías como gobernador de las ciudades de Judá. Creo que te conviene quedarte a vivir en este lugar, con él y con tu pueblo. Pero estás en libertad de ir a donde quieras».
Dicho esto, Nebuzaradán me dio bastante comida y un regalo, y me dejó ir. 6Fue así como me quedé en Israel, con la gente de Judá que no fue llevada prisionera a Babilonia. Me quedé a vivir en Mispá, cerca de la casa de Guedalías.
Plan para matar a Guedalías
7-8El rey de Babilonia nombró a Guedalías gobernador de Judá. Lo puso a cargo de los que se habían quedado allí, que eran los más pobres del país. Cuando se supo la noticia, algunos jefes y soldados de Judá todavía estaban en el campo. Entonces fueron a Mispá, junto con los soldados que estaban bajo su mando, y se presentaron ante Guedalías. Entre ellos estaban Ismael, los hermanos Johanán y Jonatán, Seraías, Jezanías y los hijos de Efai.
9Guedalías les dio ánimo a todos ellos, y les hizo la siguiente promesa:
«No tengan miedo de los babilonios. Quédense a vivir en Babilonia, y ríndanse al rey. Yo les prometo que les irá bien. 10Voy a quedarme a vivir en Mispá, y cuando los babilonios vengan acá, yo hablaré a favor de ustedes. Solo les pido que vuelvan a sus ciudades, y que se encarguen de cosechar los frutos de verano, y de almacenar el vino y el aceite».
11Los judíos que estaban en Moab, Amón y Edom se enteraron de que el rey de Babilonia había dejado en Judá a unos cuantos judíos, y que había puesto a Guedalías como gobernador de Judá. También lo supieron los judíos que vivían en otros países, 12así que todos ellos vinieron para volver a establecerse en Judá. En cuanto llegaron, fueron a presentarse ante el gobernador Guedalías, que estaba en Mispá. También ellos se dedicaron a cosechar los frutos de verano y a guardar mucho vino en las bodegas.
13Un día, Johanán hijo de Caréah fue a Mispá para hablar con Guedalías. Lo acompañaron todos los jefes militares que estaban en el campo. 14Al llegar, le dijeron:
—Queremos advertirte que Baalís, el rey de Amón, quiere matarte. Para eso ha contratado a Ismael hijo de Netanías.
Como Guedalías no les creyó, 15Johanán le propuso en secreto:
—Guedalías, no podemos permitir que ese Ismael te mate. Si llega a matarte, se dispersarán todos los judíos que se han puesto a tus órdenes, y con eso Judá acabará de hundirse. ¡Déjame ir a matarlo! ¡Te prometo que nadie sabrá quién lo hizo!
16Pero Guedalías le advirtió a Johanán:
—¡Ni se te ocurra hacerlo! ¡Eso que me dices de Ismael es pura mentira!