La necedad
1No es posible imaginar
que caiga nieve en la selva
ni que llueva en el desierto
ni que se alabe a un tonto.
2La maldición sin motivo
jamás surte efecto;
es como un ave sin rumbo.
3Para el caballo, el látigo;
para el burro, el freno;
para el necio, el garrote.
4No te pongas al nivel del necio,
o resultará que el necio eres tú.
5Pon al tonto en su lugar,
para que no se crea muy sabio.
6Enviar como mensajero a un tonto
da lo mismo que no enviar a nadie.
7Dime de qué sirve
que el tonto diga proverbios,
y te diré de qué sirve
una carreta sin bueyes.
8Dime de qué sirve
alabar al tonto,
y te diré de qué sirve
un arco sin flechas.
9Un proverbio en labios de un tonto
es lo mismo que un cuchillo
en manos de un borracho.
10Tan peligroso es que lances
piedras al aire,
como que a un tonto
le des trabajo en tu casa.
11El perro vuelve a su vómito,
y el necio insiste en su necedad.
12Más puede esperarse
de quien reconoce que es tonto,
que de un tonto que se cree muy sabio.
La pereza
13El perezoso pone como pretexto
que en la calle hay leones
que se lo quieren comer.
14¿En qué se parece
el perezoso a la puerta?
¡En que los dos se mueven,
pero ninguno avanza!
15Al que es perezoso
hasta comer le cuesta trabajo.
16El perezoso se cree muy sabio;
piensa que no hay nadie como él.
17Tan peligroso resulta
meterse en pleitos ajenos,
como querer agarrar por la cola
a un perro bravo.
18Como loco que lanza piedras al aire,
19es quien engaña al amigo
y dice que estaba bromeando.
20El fuego se apaga
si no se le echa más leña,
y el pleito se acaba
si no siguen los chismes.
21¿En qué se parecen
la leña y el peleador?
En que la leña aviva el fuego,
y el peleador aviva el pleito.
22Los chismes son muy sabrosos,
pero también hacen mucho daño.
23Los piropos del malvado
son tan engañosos
como una olla de barro
cubierta de plata.
24El que esconde sus rencores,
en el fondo es mentiroso.
25No creas lo que te diga,
pues te habla con dulzura
pero busca hacerte daño.
26Miente al decir que te quiere,
pues todos saben que te odia.
27No abras zanjas
si no quieres caer en ellas,
ni hagas rodar piedras
si no quieres que te aplasten.
28Quien miente, no se quiere a sí mismo;
quien a todos alaba, se busca problemas.