1-2¿Por qué se rebelan contra Dios
las naciones y los pueblos?
¿Por qué estudian la manera
de luchar contra él y contra su rey?
¡Inútiles son los planes
de los reyes de este mundo!
3¡Quieren acabar con su poder!
¡Quieren librarse de su dominio!
4Pero Dios desde su trono
se ríe y se burla de ellos.
5Luego se enoja y los reprende,
se enfurece y los asusta.
6Los amenaza diciendo:
«Ya elegí al rey
que gobernará desde el monte Sión,
que es mi montaña santa».
7Voy a dar a conocer
lo que Dios ha decidido.
Él me dijo:
«Tú eres mi hijo;
desde hoy soy tu padre.
8¡Pídeme lo que quieras!
Te daré como herencia las naciones;
¡todo el mundo será tuyo!
9Gobernarás a las naciones
con mano de hierro;
¡las destrozarás
como a ollas de barro!»
10Ustedes los reyes,
pónganse a pensar;
déjense enseñar,
gobernantes de la tierra.
11Adoren a Dios con reverencia;
y con alegría ríndanle culto.
12Adoren a Dios,
para que no se enoje,
pues fácilmente se enfurece,
y podría quitarles la vida.
¡Dios bendice
a todos los que en él confían!
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