1Dios mío,
tú eres nuestro rey.
Has mostrado tu majestad,
tu grandeza y tu poder.
Has afirmado el mundo,
y jamás se moverá.
2Desde el principio eres rey;
tú siempre has existido.
3Dios mío,
se revuelven los ríos,
se levantan las olas,
¡se agitan los mares!
4Pero tú, en el cielo,
te muestras más poderoso
que el rugido de los mares;
¡más poderoso que las olas del mar!
5Dios mío,
tus leyes tienen valor permanente.
Tu presencia da a tu templo
una belleza sin igual.
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