2-3«Ezequiel, dirige la mirada hacia la región montañosa de Edom, y dales este mensaje a sus habitantes:
“Así dice el Dios de Israel:
¡Yo estoy contra ustedes,
habitantes de Edom!
¡Voy a castigarlos como se merecen!
¡Dejaré su país hecho un desierto!
4Sus ciudades quedarán abandonadas,
y su país quedará en ruinas.
Entonces reconocerán
que yo soy el Dios de Israel.
5”Ustedes siempre han sido enemigos de los israelitas. Cuando yo los castigué, ustedes lucharon contra ellos. 6Ustedes dicen que odian la violencia, pero yo les juro que sufrirán una muerte violenta. 7Sus montañas quedarán abandonadas y desiertas, porque yo destruiré a todo el que pase por allí. 8Sus cerros y sus colinas, sus valles y sus ríos, quedarán cubiertos de soldados muertos en batalla. 9Su país quedará hecho un desierto, y nadie volverá a vivir en sus ciudades. Entonces reconocerán que yo soy el Dios de Israel.
10”Ustedes sabían que yo vivo en Israel. Sin embargo, creyeron poder adueñarse de mis dos naciones, y de mis dos territorios. 11Tanta envidia sentían de Israel que lo trataron muy mal: lo atacaron con mucho odio y rencor. Por eso, les juro que voy a tratarlos de la misma manera. Y cuando los castigue, reconocerán que yo soy el Dios de Israel. Juro que así será.
12”Yo los oí cuando se burlaban de los israelitas. Los oí decir que dejarían el país convertido en un desierto, y que ustedes acabarían con ellos. 13Los oí provocarme con sus insultos y desafíos. 14Pero les juro que seré yo quien acabe con ustedes. Y cuando lo haya hecho, toda la tierra se alegrará. 15Cuando la tierra de Israel quedó convertida en desierto, ustedes se alegraron. Pero será mayor mi alegría cuando sus montañas y todo su país queden como un desierto. Entonces reconocerán que yo soy el Dios de Israel.”