¡Es mejor rendirse!
1Cuando Sedequías comenzó a reinar en Judá, 2Dios me dijo:
«Jeremías, quiero que fabriques un yugo de madera y que le pongas unas correas para atarlo a tu cuello. 3Ve luego ante los mensajeros que han venido a Jerusalén para visitar a Sedequías, y lleva puesto el yugo que representa el poder de Babilonia. Envía con ellos el siguiente mensaje a los reyes de Edom, Moab, Amón, Tiro y Sidón:
4“Yo soy el Dios todopoderoso; soy el Dios de Israel. 5Con mi gran poder hice la tierra, y a los hombres y a los animales que viven en ella. Yo decido quién la gobierna. 6-8Y como el rey de Babilonia está a mi servicio, ya he decidido darles a él, a su hijo y a su nieto, el dominio de todos esos países. Hasta les he dado las bestias del campo, para que las dominen. Si alguno de esos países no se rinde por las buenas ante el rey de Babilonia, yo lo castigaré con guerras, hambre y enfermedades, hasta que se rinda por completo. Les juro que así lo haré.
”Sin embargo, llegará el día en que también Babilonia será dominada por muchas naciones y por reyes más poderosos.
9-10”Por tanto, no crean en las mentiras que les dicen los falsos profetas, los adivinos, los soñadores, los brujos y los astrólogos. Ellos les aconsejan que no se rindan ante el rey de Babilonia; pero si les hacen caso, serán llevados presos a otros países, y allí morirán. 11En cambio, a la nación que se rinda por completo al rey de Babilonia y se ponga a su servicio, yo la dejaré en su propio país, para que viva en él y cultive la tierra. Les juro que así será”».
12Al rey Sedequías le di el mismo mensaje, y además le dije:
«Si ustedes quieren seguir con vida, ríndanse y pónganse al servicio del rey de Babilonia y de su pueblo, 13tal como Dios lo ha dicho. Si no lo hacen, morirán a causa de la guerra, el hambre o la enfermedad. ¡Sería una locura no obedecer a Dios! 14-15No confíen en esos profetas que les aconsejan no rendirse. Ellos dicen que hablan de parte de Dios, pero Dios mismo ha dicho que no los ha enviado. Esos mentirosos solo conseguirán que Dios los expulse de esta tierra, y tanto ellos como ustedes morirán».
16También hablé con los sacerdotes y con el pueblo, y les dije:
«Dios me manda a decirles que no les hagan caso a esos profetas. Ellos aseguran que, muy pronto, los babilonios van a devolver los utensilios del templo de Dios. ¡Pero son puras mentiras! 17-18Si esos profetas de veras hablan de parte de Dios, mejor que le pidan que los babilonios no se lleven los utensilios que aún quedan en el templo, en el palacio del rey y en Jerusalén. Repito: ¡no les hagan caso! Mejor ríndanse al rey de Babilonia, y seguirán con vida. ¿Qué necesidad hay de que ustedes y Jerusalén sean destruidos?
19-21»Cuando el rey de Babilonia se llevó preso al rey Joaquín y a la gente importante del país, no se llevó todo lo que había de valor en el templo y en la ciudad de Jerusalén. Dejó las columnas, el tanque para el agua, las bases y otros artículos de valor. Pero el Dios todopoderoso les advierte 22que todos estos objetos serán llevados a Babilonia. Allí se quedarán hasta que Dios decida que sean traídos de nuevo a Jerusalén».