El elegido de Dios
1Dios dijo:
«¡Miren a mi elegido,
al que he llamado a mi servicio!
Él cuenta con mi apoyo;
yo mismo lo elegí,
y él me llena de alegría.
»He puesto en él mi espíritu,
y hará justicia entre las naciones.
2Mi fiel servidor no gritará,
no levantará la voz,
ni se le oirá en las calles.
3No les causará más daño
a los que estén heridos,
ni acabará de matar
a los que estén agonizando.
Al contrario, fortalecerá a los débiles
y hará que reine la justicia.
4No tendrá un momento de descanso
hasta que haya establecido
la justicia en esta tierra.
¡Los países de las islas del mar
esperan recibir sus enseñanzas!»
5Dios le dijo a su fiel servidor:
«Yo soy Dios,
yo soy el creador del cielo;
yo soy quien formó la tierra
y todo lo que en ella crece;
yo soy quien da vida y aliento
a los hombres y a las mujeres
que habitan este mundo.
6»Yo soy el Dios único;
yo te llamé y te tomé de la mano
para que hagas justicia,
para que seas ante mi pueblo
señal de mi pacto con ellos,
para que seas ante las naciones
la luz que las ilumine.
7»Esto quiero de ti:
que abras los ojos de los ciegos,
que des libertad a los presos,
y que hagas ver la luz
a los que viven en tinieblas.
8»Yo soy el Dios todopoderoso.
Ese es mi nombre.
No permito que otros dioses reciban
la honra y la alabanza
que solo yo merezco recibir.
9Lo que antes anuncié
ya se ha cumplido,
y ahora les anuncio cosas nuevas
que aún están por ocurrir».
Gracias a Dios por la salvación
10Isaías dijo:
«Canten a Dios
una canción nueva.
¡Que lo alaben
los países más lejanos!
¡Que lo alaben el mar
y todo lo que hay en él!
¡Que lo alaben las costas lejanas
y todos sus habitantes!
11»¡Alégrense ustedes,
ciudades del desierto!
¡Alégrense también ustedes,
campamentos de la tribu de Quedar!
¡Canten de gozo ustedes,
habitantes de Selá!
¡Hagan oír su canto
desde la cumbre de los montes!
12¡Den gloria a Dios
y alábenlo en todas partes!
13Dios saldrá marchando
con toda la furia de un guerrero:
¡lanzará un grito de guerra
y derrotará a sus enemigos!»
14Dios dijo:
«Yo estuve callado
durante mucho tiempo;
he guardado silencio
y no he dicho nada;
pero ahora voy a gritar:
voy a gemir como una mujer
a punto de tener un hijo.
15Voy a acabar con montañas y cerros;
voy a secar todas sus plantas;
voy a convertir sus ríos
en lugares desiertos,
y a dejar sin agua las lagunas.
16Llevaré a los ciegos por caminos
que nunca antes conocieron;
los guiaré por senderos
que nunca antes transitaron,
y convertiré en luz sus tinieblas.
Convertiré los caminos rocosos
en sendas totalmente llanas.
Todo esto voy a hacerlo
porque no he abandonado a mi pueblo.
17»Esos que confían en los ídolos,
esos que adoran a las estatuas,
se alejarán de ellos llenos de vergüenza».
Israel, pueblo ciego y sordo
18Isaías dijo:
«¡Sordos, escuchen!
¡Ciegos, miren con atención!
19Israel está al servicio de Dios;
él lo eligió como su mensajero;
¡pero no hay otro pueblo
más ciego ni más sordo
que el pueblo de Israel!
20Ha visto muchas cosas,
pero no ha prestado atención;
tiene abiertos los oídos,
pero no ha escuchado nada.
21»Dios es un Dios que salva,
y quiso que su enseñanza
fuera maravillosa.
22Pero Israel es un pueblo
que todo lo ha perdido;
sus enemigos le han quitado
todo lo que tenía;
unos se esconden en cuevas
y otros son hechos prisioneros,
¡y no hay nadie que los libre!
23A pesar de todo esto,
Israel no quiere obedecer.
24»Dios permitió que Israel
fuera vencido y secuestrado.
Israel pecó contra Dios;
no quiso andar por el camino
que Dios le había señalado,
ni quiso obedecer sus enseñanzas.
25Por eso Dios se enojó con ellos,
los hizo entrar en guerra
y con fuego los castigó.
¡Pero ni así lo obedecieron!»