1¡Alabemos a nuestro Dios!
Ustedes, la gente honrada,
únanse a mí para alabar a Dios
de todo corazón.
2¡Grandes son las maravillas
que Dios ha realizado!
Grande es la alegría
de los que se admiran al verlas.
3En todo lo que hace puede verse
el esplendor y la grandeza
que merece nuestro Dios y rey;
su justicia es siempre la misma.
4Dios es muy tierno y bondadoso,
y hace que sus maravillas
sean siempre recordadas.
5Dios da de comer
al pueblo que lo adora,
y jamás se olvida de su pacto.
6Da a conocer a su pueblo
sus actos poderosos,
y le da en posesión
los territorios de otras naciones.
7La ley de nuestro Dios es verdadera;
podemos confiar en sus mandatos,
8pues tienen valor permanente;
nacen de la verdad y de la rectitud.
9Dios dio libertad a su pueblo;
así afirmó su pacto eterno.
¡Imponente es el Dios de Israel;
el único Dios!
10Si alguien quiere ser sabio,
que empiece por obedecer a Dios.
Quienes lo hacen así,
demuestran inteligencia.
¡Dios merece ser siempre alabado!
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